Comprar, usar brevemente, tirar y vuelta a empezar. Así es el círculo vicioso de consumo en el que nos encontramos inmersos todos. Compramos de todo, ya sea algo que realmente necesitamos (comida), como caprichos que se nos puede antojar a lo largo del día (un objeto de decoración para nuestra casa). Todos estos productos, como es lógico, vienen empaquetados, envueltos en plástico (muchos de ellos) para proteger el producto.
De esta forma nos encontramos con un doble problema: exceso de producción y exceso de generación de residuos. En lo primero, tenemos un cierto porcentaje de culpa, a menor consumo, menor producción. Del mismo modo, si el consumo fuese local (Km0) muchos aspectos, como el de la huella de carbono, se verían reducido. Pero el otro problema que se deriva de la compra de productos, los desechos derivados del envoltorio (Packaging), como es lógico, no son culpa del consumidor.
Es por ello que muchas grandes compañías han decidido apostar por la reducción de este tipo de residuos tan perjudiciales para el medio ambiente. Ya sea la retirada de bolsas de plástico en el Lidl, el uso de tarrinas de cartón en los helados de McDonald’s o las pajitas y vajillas (de cartón) de un solo uso en la cadena hotelera Meliá.
Como es lógico, este cambio de tendencia de consumo y concienciación ambiental ha provocado que las empresas de packaging, desde hace ya varios años, hayan invertido mayores cantidades de dinero en la investigación y desarrollo de nuevos materiales con los que fabricar estos envoltorios. Estos, son muchos y muy variados.
Aquí van unos ejemplos de estos nuevos componentes del packaging:
Mushroom® Packaging

Uno de los materiales más contaminantes que existen en la actualidad es el poliestireno. Tal vez por su nombre no lo conozcas, pero cada vez que te compras un electrodoméstico, tú casa llena de sus bolitas blancas al deshacerse. Además de contaminar, al no ser un material biodegradable, ocupa mucho espacio.
Para poner solución a este problema, la empresa Ecovative Design ha desarrollado un material a partir de residuos agrícolas y hongos, para ser más exactos, el micelio (conjunto de hifas que forman la parte vegetativa de un hongo). El micelio lo hacen crecer dentro de unos moldes con la forma que se desee y una vez que han alcanzado el tamaño óptimo, se calienta y ya está listo para ser usado.
Agar Plasticity

En este caso se trata de un envoltorio que desarrollan un grupo de jóvenes diseñadores de Japón (AMAM) llamado Agar Plasticity. Para lograr este material, se sirven de las algas marinas, las hierven y deshidratan para así obtener el agar, el cual posteriormente se le dará forma.
Además, han comenzado a desarrollar otros tipos de materias mezclando el agar con otras sustancias, como por ejemplo el polvo de conchas.
Ooho

¿Y si te dijese que es posible “comerte” el agua? Esta es la propuesta que llega desde España de la mano de Rodrigo García González, Pierre Paslier y Guillaume Couche. Ooho es un “recipiente” de doble membrana compuesto de algas y cloruro cálcico, que a través de la técnica de “esferificación” se le da forma.
El gasto de producción es tan bajo (unos 2 céntimos), que cada uno, en nuestras casas podríamos hacerlo. Esto podría suponer un impacto enorme en el medioambiente, ya que solucionaría el grave problema que representan las botellas de plástico, las cuales tardan en torno a 1.000 años en biodegradarse y además se rebajaría drásticamente el coste del agua embotellada, debido a que el 90% se deriva del recipiente, es decir, la botella de plástico.
Como vemos, cada vez son más las alternativas con las que cuentan las marcas para que el impacto de sus productos y packaging en el medio ambiente sea cada vez menor. Como ya había dicho al principio, nosotros como consumidores, seguimos teniendo un papel determinante. Tenemos y debemos ser más exigentes con las marcas, para que estas implementen sistemas productivos no tan voraces con el entorno, y a la vez, debemos seguir siendo responsables con nuestro consumo. De esta forma, consumidores y empresas, juntos, podremos hacer frente a los retos de futuro que tenemos como sociedad, como por ejemplo, el cambio climático. Entre todos podemos cuidar nuestra casa, el planeta.