Si nos preguntan por marcas de ropa deportiva, varias de ellas aparecen rápidamente en nuestra boca sin tener siquiera que pensar: Nike, Umbro, Reebok, Puma, New Balance, Adidas… Y es que son parte de nuestro día a día, ¿quién no tiene unas zapatillas, un pantalón, una camiseta o una mochila con alguna de estas firmas?

Fuera aparte de que nos bombardean constantemente con sus anuncios para que compremos sus productos. “¿Te gusta el baloncesto? Juega con nuestras zapatillas Nike y conviértete en Michael Jordan”. “No le hagas caso, nuestras Rebook son mejores”. “¿Quieres ir a la moda? Las New Balance son lo que se lleva ahora, pringao.”

Una guerra comercial sin fin en la que todos nosotros somos sus víctimas colaterales. Pero a veces esas guerras comerciales acaban o, como en este caso, empiezan con confrontaciones más personales. Esta es la historia de Adidas y Puma, dos de las multinacionales deportivas más importantes del planeta.

Rudolf y Adi cuando se llevaban bien.

Para conocer esta curiosidad histórica debemos coger nuestra máquina del tiempo y viajar hasta 1926. En la pequeña localidad alemana de Herzogenaurach los hermanos Rudolf y Adolf (Adi para los amigos) Dassler fundaron una fábrica de calzados: Gerbüder Dassler (Geda). La calidad de sus zapatillas era tal que llamó la atención de Josef Waitzer, el entrenador del equipo alemán de atletismo por aquellos años.

A pesar de ser hermanos, eran muy distintos entre sí ya que Adolf era tímido y reservado, pero un magnifico diseñador, al tiempo que Rudolf, debido a su carácter extrovertido, era un hacha en lo referente a las ventas y las relaciones públicas.

Con esta combinación perfecta, Geda no tardó en hacerse un enorme branding en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 gracias a que los atletas que utilizaron sus zapatillas lograron 7 medallas de oro, 5 de plata y otras 5 de bronce. Y entre ellos, el estadounidense Jesse Owens, quien se llevó 4 oros.

Pero con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Adi (ya le conocemos lo suficiente como para llamarle así) y Rudolf empezaron distanciarse. Adi se negó a unirse a la causa nazi, mientras que Rudolf marchó al frente polaco. Conjuntamente, su fábrica se convirtió en un taller de cinturones, mochilas y otros accesorios para los soldados.

Rudolf Dassler a la izquierda y Adi Dassler a la derecha.

Tras la guerra, los Aliados dejaron que Adi se hiciera con el control de Geda, aunque para ello tuvo que denunciar a su propio hermano como simpatizante nazi. No obstante, existe otra teoría que apunta a que lo hizo como venganza por el supuesto affaire que Rudolf vivió con su mujer.

Sea por lo que fuere, a Rudolf no le quedó más remedioque mudarse al otro lado del pueblo y allí montó otra fábrica de calzados. Cada trabajador tomó partido por uno u otro bando. Los vendedores se fueron con Rudolf y los diseñadores con Adi. De esta manera, en 1948, Rudolf fundó Puma y Adi hizo lo propio rebautizando la empresa con el nombre de Adidas (acrónimo de Adi Dassler) en 1949.

A partir de entonces Herzogenaurach quedó dividida entre los vecinos pro Puma y los vecinos pro Adidas. Con el paso del tiempo se unieron, como siempre, los componentes religiosos y políticos, dejando entrever a Puma como un ente católico y conservador, y a Adidas como una compañía protestante y progresista.

El odio entre ambas familias no menguó con el paso de los años, haciéndose la puñeta cada vez que podían. Como cuando Horst, el hijo mayor de Adi, bloqueó el cargamento de Puma durante los Juegos Olímpicos de México de 1986.

Jesse Owens llevándose la medalla de oro de los 100 metros lisos en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936.

Cuando Rudolf murió 1974, Adidas emitió un comunicado que decía: “Por razones de piedad humana, la familia de Adolf Dassler no hará comentario alguno sobre la muerte de Rudolf Dassler”. Poco después, en 1978, también falleció Adi, siendo su tumba colocada lo más lejos posible de la de su hermano.

A día de hoy, ninguna de las compañías pertenece ya a la familia Dassler: en 1992 Adidas fue vendida al empresario francés, Robert Louis-Dreyfus, y en 2007 Puma fue adquirida por el conglomerado galo PPR, aunque ambas siguen manteniendo su sede en Herzogenaurach.

En 2009 las dos firmas jugaron un partido de fútbol amistoso en Berlín para poner fin a su disputa 60 años después. Fue bautizado como Peace One Day. Actualmente, el único Dassler que sigue involucrado en el mundo de las zapatillas deportivas es Frank Dassler, nieto de Rudolf y que, irónicamente, trabaja como asesor legal de Adidas.

Para el que quiera saber más sobre esta peculiar historia, la periodista holandesa, Barbara Smit, descubre mucho más detalladamente el origen de ambas marcas en su libro Hermanos de sangre.

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