Juan de Lepe es uno de los auténticos reyes de la baraja española… o mejor dicho, inglesa.
Juan de Lepe es uno de los auténticos reyes de la baraja española… o mejor dicho, inglesa.

No hace mucho hablamos sobre cómo Voltaire y su amigo de La Condamine se hicieron ricos al descubrir una técnica para ganar la lotería allá por el siglo XVIII. Pero no fueron los únicos que se lucraron siendo pillos y apostando cuando debían hacerlo. En este caso fue en una partida de cartas y el premio no fueron simples bolsas de dinero o joyas, sino una corona, concretamente la corona de Inglaterra.

¿Quién no se sabe o ha oído alguna vez un chiste de Lepe? En voz popular sus conciudadanos son los tontos de España (con perdón). Pero, seamos sinceros, siempre nos ha gustado reírnos de alguien y aquí les tocó la china a los de Lepe. Y no es algo exclusivamente español, sino humano, pues en Francia sus leperos son los belgas, en Argentina son los gallegos, en Alemania son los frisones, en Irlanda son los de Kerry, en Inglaterra son los irlandeses…

Otro día podríamos contar qué convirtió a los de Lepe en el blanco de las mofas españolas, pero hoy nos trae aquí otro menester. Y es que esta es la prueba de que los leperos no son tan bobos como se dice. Y encima tiene nombre y apellido: Juan de Lepe.

Lepe cuenta con una calle en homenaje a Juan que lleva hasta la plaza principal del municipio.
Lepe cuenta con una calle en homenaje a Juan que lleva hasta la plaza principal del municipio.

¡Chúpate esa, Felipe II!

¿Que quién es Juan de Lepe? Pues el primer español que se coronó rey de Inglaterra, varias décadas antes de que lo hiciera iure uxoris (por derecho de matrimonio) Felipe II el Prudente, quien fue consorte de María Tudor durante cuatro años.

Pero mejor cojamos nuestra máquina del tiempo preferida y retrocedamos hasta mediados del siglo XVII. En la mencionada localidad onubense nació un niño al que bautizaron como Juan. Más tarde adoptó el nombre de su ciudad como apellido y, cuando hubo la edad necesaria, se echó a la mar como era habitual en los pueblos costeros.

Parece ser que era un tipo simpático y dicharachero, un as jugando a los naipes. Te podía desplumar en un periquete pero, oye, te hacía reír. Aventurero, como cualquier lobo de mar, llegó a la Inglaterra de Enrique VII, fundador de la dinastía Tudor y padre del famoso Enrique VIII, ese que tuvo seis esposas.

“Con estas cartas es imposible perder”, pensó Enrique VII antes de apostar el trono. Menos mal que entonces no existía Las Vegas.
“Con estas cartas es imposible perder”, pensó Enrique VII antes de apostar el trono. Menos mal que entonces no existía Las Vegas.

El pequeño rey de Inglaterra

Allí, no se sabe bien cómo, seguramente tirando de picardía hispana, Juan de Lepe se las ingenió para adentrarse en la corte, donde hizo buenas migas con el monarca, al que también le gustaba el juego. Parece ser que primero se convirtió en su bufón particular y después en algo más: en su amigo y confidente.

Según narran las crónicas, Enrique VII era un supertacañón y, a pesar de que solía jugar a las cartas, nunca apostaba nada más que unas pocas monedas. Sin embargo, un día se encontraban ambos echando una partidita cuando Enrique VII, seguramente tras haber perdido una importante suma y viendo que tenía entre manos buenas figuras, le echó a Juan un doble o nada: le apostó todas las rentas que diera Inglaterra al día siguiente. Juan vio y… ganó.

Queriendo resarcirse de nuevo, el rey subió el envite y, como ya poco le quedaba por apostar, terminó por ofrecer su propia corona: Juan sería rey de Inglaterra por un día. Por supuesto, nuestro tahúr andaluz volvió a ganar. Nadie pensaba que Enrique VII iba a cumplir su palabra, pero así lo hizo y Juan dominó Inglaterra durante 24 horas. Pero no solo se sentó en el trono, también se embolsó los impuestos de aquella jornada. Sin duda alguna, la mejor jugada de su vida.

Como era de esperar, la anécdota se propagó como la pólvora por toda la isla y fue apodado por el pueblo como The little king of England, el pequeño rey de Inglaterra.

Los amigos supertacañones de Enrique VII al conocer la noticia de que había perdido la corona.
Los amigos supertacañones de Enrique VII al conocer la noticia de que había perdido la corona.

Regreso triunfal a Lepe

A la muerte de Enrique VII, en 1509, Juan de Lepe regresó a España, a su hogar, y con los bolsillos a rebosar de oro. Se sabe que donó una gran cantidad de dinero al desaparecido convento franciscano de Nuestra Señora de la Bella. Incluso brindó a la Virgen de la Bella una corona de plata con esmaltes y que hoy en día se conserva en la Hermandad de la Bella.

Debido a sus ofrendas, cuando falleció Juan de Lepe fue enterrado en la iglesia del monasterio franciscano y se le labró una lápida donde se relataban sus hazañas. Desgraciadamente, dicha losa se perdió para siempre, pero el padre Francisco de Gonzaga dejó constancia de todo ello en su obra Origine Seraphicae Religionis, datada en 1583:

“En la iglesia de este convento aún se ve el sepulcro de cierto Juan de Lepe, nacido de baja estirpe del dicho pueblo de Lepe, el cual como fuese favorito de Enrique VII rey de Inglaterra con él comiese muchas veces y aun jugase, sucedió que cierto día ganó al rey las rentas y la jurisdicción de todo el reino por un día natural, de donde fue llamado por los ingleses el pequeño rey. Finalmente, bien provisto de riquezas y con permiso del rey volvió a su patria nativa y allí después de haber vivido algunos años rodeado de todos los bienes y elegido su sepultura en esta iglesia, murió. Sus amigos y parientes grabaron esta historia en lugar de epitafio, la cual quise yo, aunque no parece a propósito de esta historia, dejarla como un recuerdo de este lugar”.

Hasta una corona se trajo de Inglaterra Juan de Lepe, si se llega a quedar un poco más se hace con el antiguo reino de Sussex.
Hasta una corona se trajo de Inglaterra Juan de Lepe, si se llega a quedar un poco más se hace con el antiguo reino de Sussex.

Actualmente, Juan de Lepe tiene una calle en su honor en el pequeño pueblo onubense (como para no tenerla), la empresa Delea a Marca sacó el vino “Juan el lépero” en cuya etiqueta trasera puede leerse brevemente su historia e incluso Los Lunnis le dedicaron un sketch musical.  ¿A que ahora no te ríes tanto de los de Lepe?

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