¡Por fin! “Península”, la esperadísima secuela de “Train to Busan”, de Yeon Sang-ho tenía que haberse estrenado en España el pasado 6 de noviembre, justo después de su paso por el Festival de Sitges. Sin embargo, la pandemia obligó a retrasar su lanzamiento al 18 de diciembre, luego al 6 de enero, una vez más hasta el 19 de febrero y finalmente a este 23 de abril. Un peregrinaje cinematográfico de… ¡seis meses!
Dicen que lo que mucho cuesta mejor sabe, pero en este caso no ha sido así. Esta larga espera se ha tornado en una decepción para todos a los que nos encandiló la primera parte. Y es que “Train to Busan” fue un pelotazo mayúsculo allá por el 2016 (que lejos queda ahora :S) tanto fuera como dentro de sus fronteras, pues obtuvo más de 11 millones de espectadores en Corea del Sur, convirtiéndose en su primer filme en superar la barrera de los 10 millones.
Pero aquel terrorífico melodrama paterno-filial que trascurría por la red ferroviaria coreana ha dado paso a un proyecto que parece concebido únicamente para explotar el éxito de su predecesor.

Enfrentarse a zombis por dinero
Bajo un presupuesto de nada menos que 16 millones de dólares, “Península” presenta un mundo atemorizado por el virus. Más o menos como en la actualidad pero con uno que te convierte en zombi…
Han pasado cuatro años desde los hechos de la primera cinta. Corea del Sur está sometida a una cuarentena internacional (¿a qué me recuerda eso?) y sumida en la destrucción total. Los surcoreanos que consiguieron escapar malviven en los países vecinos.Y es en Hong Kong donde Jung-seok (Gang Dong-won) es reclutado por la mafia china para ir a Incheon y recuperar un camión con 20 millones de dólares. Allí conoce a Min-jung (Lee Jung-hyun) y a sus hijas Joon y Yu-Jin (Lee Re y Lee Ye-won), con las que deberá colaborar para escapar de nuevo de la península y, con suerte, llevarse también un pellizco del botín.
“Península” comienza con un prólogo magnífico que recupera la esencia de la película original, pero nada más de esta se vuelve a ver en sus dos horas largas de metraje. Esto es debido a que Yeon Sang-ho cambia totalmente de tercio, dejando a un lado el terror y la intriga y apostando por la acción pura y el reflejo de las consecuencias de un apocalipsis zombi en Corea del Sur.

El hombre es zombi para el hombre
Aunque no solo vislumbra esa distópica versión de la realidad, sino que también indaga en cómo una catástrofe de estas circunstancias transformaría la forma de ser de los individuos. En “Península” el terror por los zombis cohabita con aquel por el de las propias personas.
Como escribió Thomas Hobbes: “El hombre es un lobo para el hombre”. Y es a esto a lo que juega Yeon Sang-ho, describiendo como una vez superada la fase inicial del derrumbamiento de la civilización el peligro real para los supervivientes no serían los zombis, sino la codicia y la maldad humanas.
Una reflexión que se entrelaza con su contrapeso natural: la necesidad del triunfo de la solidaridad, personificada en la familia de Min-jung y, sobre todo, en las niñas. ¡La imperecedera esperanza de la bondad infantil!

Acción y clichés zombis
Pero esta dicotomía filosófica cae en saco roto al combinarse con una arrítmica trama que va cogiendo los trozos que le interesan de otros filmes como “Rescate en Nueva York” de John Carpenter, “Mad Max” de George Miller o cualquiera de las secuelas (escoge una al azar) de “Resident Evil” de Paul W. S. Anderson.
Los conflictos internos de los protagonistas comienzan a tambalearse hasta derivar insulsos y sus giros de guion, además de previsibles, no gozan de ninguna gracia argumental. Resulta todo tan de cartón piedra como los antiguos decorados que utilizaba George A. Romero. Aunque aquí no hay de eso, pues “Península” también abusa de efectos especiales, tiroteos y persecuciones en coche por calles devastadas.
“Train to Busan” y “Península” son como la cara y la cruz de una misma moneda. Si la primera reinventó el género ofreciendo una personalidad propia, la segunda cae en todos los clichés de las producciones zombis. Puede llegar a ser disfrutable si se observa sin ninguna pretensión, pero los amantes de esta clase de películas es mejor que busquen otra opción.