Tiempo de caza Corea del Sur
Un thriller distópico lleno de acción que se puede ver en Netflix.

Tras revisar “The Closet”, el debut de Kim Kwang-bin, en esta ocasión volvemos a centrarnos en el cine de Corea del Sur con “Tiempo de caza”, un thriller postapocalíptico escrito y dirigido por el actor y director Yoon Sung-hyun que tuvo un exitoso paso por el último Festival de Cine de Berlín y que tras un baile de fechas se estrenó en España el pasado mes de abril a través de Netflix.

Yoon Sung-hyun debutó como director en 2011 con “Bleak Night”, un drama psicológico sobre la mayoría de edad y el acoso escolar gracias al cual fue galardonado con el premio al Mejor director del 15º Festival Internacional de Cine de Busan y el Blue Dragon al Mejor director nuevo 2011. Esto le convirtió automáticamente en una de las grandes promesas de la nueva hornada de cineastas surcoreanos.

Sin contar un par de trabajos menores entre medias, al bueno de Sung-hyun le ha costado nada menos que nueve años regresar a las pantallas. Con pinceladas dramáticas y algún que otro toque cómico para restar tensión ambiental, “Tiempo de caza” es una película atípica que se va moldeando según pasan sus extensos 134 minutos, casi nada.

El protagonista, Jun-seok (Lee Je-hoon), perdiendo unas cuantas fichas en la casa de apuestas.
El protagonista, Jun-seok (Lee Je-hoon), perdiendo unas cuantas fichas en la casa de apuestas.

Su argumento: una Corea del Sur cercana a “Mad Max”

Todo comienza cuando Jun-seok (Lee Je-hoon) sale de prisión después de cumplir tres años por robo. Sus amigos Jang-ho (Ahn Jae-hong) y Ki-hoon (Choi Woo-shik, visto hace poco en la oscarizada “Parásitos”) le recogen y le ponen al día sobre la situación que vive el país, una Corea del Sur arruinada por un crack financiero que ha dejado a los ciudadanos sumidos en una espiral de paro, pobreza, anarquía y violencia. Una especie de “Mad Max” a la coreana.

Sin dinero y con el sueño de lograr una vida mejor, se embarcan en un último golpe: atracar una casa de apuestas de la mafia. Con la diosa Fortuna de su lado, logran su objetivo y se llevan el botín. Pero antes de que se den cuenta, un implacable asesino a sueldo no solo les pisa los talones, sino que se divierte con ellos dándoles caza poco a poco, obligándoles a decidir entre huir o luchar. ¿Acaso pensabas que “Tiempo de caza” se llamaba así por casualidad?

Una de las grandes bazas de "Tiempo de caza" son sus escenas de acción.
Una de sus grandes bazas son sus escenas de acción.

Del thriller al survival action

Su primera media hora se toma su tiempo para presentar cuidadosamente a los protagonistas. Conjuntamente, recrea la distópica Corea del Sur en la que se mueven: un yermo páramo urbano de calles desiertas repletas de basura, coches abandonados y edificios en ruinas.

Tras ello llega el atraco y, cuando parecía que todo se abocaba a otra película de mafiosos, robos y venganzas, “Tiempo de caza” da un volantazo para adentrarse por la vía del survival action. El buen hacer de Yoon Sung-hyun en su lento primer tramo logra que el espectador conecte con estos ingenuos antihéroes, haciéndole sentir parte del grupo fugitivo. La tensión casi puede palparse y a uno le entran ganas de pausar la reproducción y tomarse un leve respiro antes de seguir huyendo.

Sin embargo, adolece de un ritmo irregular, ya que intercala persecuciones, tiroteos y escenas con una gran carga emocional con periodos valle en donde los personajes van desnudando sus miedos y anhelos más profundos. Y sin olvidarse de las pesadillas del protagonista, Jun-seok, que si bien aportan ciertas informaciones relevantes, transitan sobre esa fina línea que separa el “qué idea más original” y el “¿qué pinta esto aquí?”

Ahn Jae-hong posando en un entorno postapocalíptico.
En la Corea postapocalíptica predominan las sombras y los tonos anaranjados.

Y cuando llega el final: ¡sorpresa!

Mientras, un sicario más parecido a un Terminator persigue sin tregua a sus presas en medio de edificios y calles vacías que recuerdan a esas películas de terror en las que esperas que de un momento a otro aparezca un zombi hambriento de carne humana. Pero aquí la única amenaza es un implacable verdugo que alimenta unas magníficas coreografías de acción que bien serían firmadas (y filmadas) por un John McTiernan o un Michael Bay cualquiera.

Y entre disparo y disparo, casi pasa desapercibida una preciosa creación fotográfica que va entremezclando una amplia paleta de sombras con atardeceres y luces anaranjadas capaces de deslumbrar no solo con sus centelleantes tonos, sino también con su belleza plástica. La banda sonora es obra del cantante Choi Dong Hoon, alias Primary, que amplifica la angustia visual en los momentos claves, pero que peca en ocasiones de pretenciosa, como si de una gran superproducción dramática se tratara.

¿Tiempo de caza 2”?

La cinta termina exhausta debido a una duración excesiva, situaciones repetitivas y la tensión a la que somete al público. Y cuando ya se vislumbran los ansiados títulos de crédito, Yoon Sung-hyun parece afirmar que no ha tenido suficiente y sorprende con un final que nadie se esperaría, pensado y repensado para proporcionar un punto de partida para, quién sabe, un “Tiempo de caza 2”. ¿El cazador cazado? Es posible. ¿Necesario? Bueno, el filme deja algunas cuestiones sin resolver, por lo que no estaría de más.

No obstante, aunque peque de conservador, casi es mejor que esa secuela no se produzca, pues dejar que la imaginación del espectador fluya libremente es a veces la mejor baza para un final de película. Si tienes Netflix, es una buena opción para adentrarse en el nuevo cine surcoreano. Coge el mando y la escopeta y… ¡adelante!

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