Hace unos años viajé a un lugar donde al trabajo lo llaman amor en acción. En esta encantadora aldea sus habitantes y visitantes hablaban con la mirada y se comunicaban con el corazón. Allí es fácil encontrar muchas lenguas diferentes que conviven en un buen ambiente. En Findhorn se puede observar como el amor es un idioma universal. Aprendí cosas muy valiosas para una buena comunicación, como que hay que cuidar todos los elementos que interviene en el intercambio de información, los espacios, los silencios y sobre todo al interlocutor. ¿Cómo mirar y ver mucho más allá de la apariencia física? Leer entre lineas, sentir lo que el otro expresa, etc.
Decían cosas tan maravillosas como que si no era divertido no era sostenible, de forma que ir allí a trabajar en realidad es ir a jugar, donde el GOZO es el resultado de poner el AMOR en ACCIÓN .
La armonía reinaba en Findhorn, las risas, las danzas, los juegos, eran los ingredientes que constantemente te abrazaban generando un delicioso calor de hogar. Allí habitaba una magia sin igual, donde las gentes viniesen de donde viniesen se podían abrazar. Es un espacio de encuentro multicultural, ¿quién me iba a decir a mi que me sorprendería bailando sevillanas en un rincón escocés? pues sí, así fue. Es indescriptible la diversidad cultural que podías encontrar. Realmente todo cabe cuando hay un lugar para el encuentro. Todo lo que uno trae se recibe con los brazos abiertos, como un niño que con la curiosidad de descubrir al otro, mira hasta poder ver que les une y para poder jugar. Nos conocimos mediante la gastronomía, combinábamos platos de nuestros lugares de origen y la apertura hacia lo diferente, hacia mas valiosa a sus gentes. Abundaba la riqueza de la diversidad en colores, formas y sabores. Por mucho que trate de describir lo que viví allí no se pueden imaginar las infinitas posibilidades que se dan, de hacer, de estar y de disfrutar.
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